Hace exactamente un decenio, el 27 de noviembre de 2014, River Plate vencía 1-0 a su máximo contrincante en la vuelta de las semifinales de la Copa Sudamericana. El autor del gol que desataría una histórica celebración en el Monumental sería Leonardo Pisculichi, el vistoso jugador que quedaría por siempre en la memoria de los hinchas.
Aquella jornada quedará grabada a fuego en la historia grande del Más Grande, valga la redundancia. River se imponía por la mínima diferencia gracias al zurdazo de Piscu, que se clavó junto al segundo palo de Agustín Orión. Acto seguido, el jugador corrió hacia el banco de suplentes para abrazar a Marcelo Gallardo, flamante entrenador del equipo en ese entonces.
Las sentidas declaraciones de Leonardo Pisculichi
A diez años de aquel inolvidable tanto, el otrora enganche recordó con profunda emoción ese momento que se transformó en un hito para la institución de Núñez. «Se me vienen a la cabeza recuerdos imborrables más allá de que el comienzo del partido no fue el ideal», comenzó expresando el futbolista en una entrevista exclusiva.
«Recuerdo el abrazo con Marcelo, el abrazo con mis compañeros y el ruido increíble del festejo de todos los hinchas», prosiguió Pisculichi desde España, donde se encuentra viviendo desde hace ya varios años tras su breve paso por el Burgos CF de la Tercera División de dicho país. Acto seguido, saludó a los hinchas de River.
«Fue algo muy importante y muy emotivo para mi carrera, por eso se los quería recordar y mandarles un saludo enorme», finalizó el mágico mediocampista ofensivo, quien con el Manto Sagrado disputó 73 partidos desde 2014 hasta 2016, convirtiendo 10 goles y asistiendo en 17 oportunidades. Su pico más alto de rendimiento fue casualmente en su primer año.
También cumple años el famoso Parapam
Aquella noche no sólo quedaría grabada en la memoria de la gente por el gol de Pisculichi, sino también por la atajada de Marcelo Barovero ante el penal que ejecutó Emanuel Gigliotti. Ese memorable partido terminó con la clasificación de River a la final del certamen continental, que finalmente lo consagraría como campeón unas semanas más tarde en el Monumental.
Pese al imborrable recuerdo que deja esta efeméride, no cabe duda de que el Millonario debe enfocarse en el presente y el futuro. Es hora de volver a tener protagonismo fuerte a nivel internacional y no dormirse en los laureles del brillante pasado, que se puede conmemorar con orgullo pero sin tener que vivir de él como hacen otros conocidos equipitos…