Ariel Rojas, exjugador de River y ganador de la Copa Libertadores en 2015 y 2018 (aunque con escasa participación en esta última), abrió su corazón y reveló los sacrificios y presiones que conllevó formar parte del club más exigente del país. El Chino fue clave entre 2014 y 2015 para el resurgimiento del Millonario.
En una sincera entrevista, el otrora volante por izquierda confesó que, durante su etapa como futbolista en el Más Grande, llegó a aislarse incluso de su propia familia, concentrándose únicamente en el día a día del equipo. Esto se debió a la implacable demanda del propio club, del cuerpo técnico y de los hinchas.
Las sentidas palabras de Ariel Rojas
«Me di cuenta, después de que me fui, cómo estaba yo con el mundo River. Por mi forma y personalidad le dedicaba las 24 horas», inició el Chino en sus declaraciones, admitiendo que la exigencia del club era tal que se veía obligado a tener todos los horarios y detalles de la semana presentes en su mente.
«Me aislé de un montón de situaciones familiares. Me fui aislando porque mi único objetivo era el partido a partido», expresó Rojas con sinceridad. Durante su estadía en River, se hizo un lugar en el histórico ciclo que inició con Ramón Díaz y prosiguió con Marcelo Gallardo. Resistido en sus comienzos, logró ganarse el cariño de la gente.
«La exigencia en River es altísima, y en cada entrenamiento yo sentía que me jugaba el puesto. Todo lo demás podía esperar», reveló contundentemente. El mediocampista disputó 152 partidos con el Manto Sagrado, marcando 3 goles y aportando 15 asistencias, y ganando un total de 8 títulos (4 locales y 4 internacionales).
Más allá de sus números, la mejor versión de Rojas se vio en el ida y vuelta por la banda izquierda, y en la generación de juego desde la misma hacia el centro de la cancha. Fue el «motorcito» durante ese par de años gloriosos que vivió el Millonario. Aunque también se lo recordará por los penales que cometió infantilmente, pero ésa es otra historia.