La situación de algunos futbolistas en River es delicada y la directiva ya está trabajando en la reducción de la plantilla. La idea es darle más aire al equipo y, de paso, sumar recursos económicos. Un nombre que resuena con fuerza en los pasillos de Núñez como posible partida es el de un jugador que no ha logrado adaptarse al estilo del club y que, por lo tanto, podría buscar nuevos horizontes.
El delantero chileno Gonzalo Tapia llegó a River con la ilusión de ser una pieza clave, pero su paso por el club hasta ahora ha sido más que discreto. A pesar de tener un contrato largo, el cuerpo técnico no lo considera para el futuro y busca darle una salida que beneficie a todas las partes. El jugador, por su parte, necesita minutos y continuidad para poder mostrar su potencial.
La realidad es que Tapia no logró asentarse en el once inicial y sus apariciones fueron escasas. En los pocos partidos que disputó, no pudo demostrar las cualidades que lo llevaron a ser fichado por el Millonario. Su rendimiento estuvo lejos de las expectativas y, por eso, la decisión de buscarle una nueva oportunidad parece la más sensata.
San Pablo se mueve por Tapia
El destino que parece tomará el chileno es Brasil. Más precisamente, el San Pablo, donde lo espera un viejo conocido: Hernán Crespo. El entrenador argentino estaría interesado en contar con el chileno para reforzar su ataque, y las negociaciones avanzan a buen ritmo. Se especula con un préstamo de 18 meses con una opción de compra que, en caso de cumplirse, dejaría una buena suma de dinero en las arcas de River. La cesión implicaría el pago de 100000 dólares.
Con la posible salida de Tapia, el conjunto de Marcelo Gallardo liberará un cupo de extranjero muy valioso. Actualmente, el club tiene cinco jugadores internacionales en su plantilla: Castaño, Borja, Boselli, Rojas (quien podría rescindir su contrato) y el propio Tapia. La liberación de este espacio podría permitir la llegada de un nuevo refuerzo o la inscripción de Juanfer Quintero, quien ya está en la mira del club.
Números que hablan por sí solos
Desde su llegada en enero, Tapia sumó apenas 200 minutos de juego. En ese corto tiempo, no pudo marcar goles ni dar asistencias, lo que demuestra que su adaptación al equipo no fue la esperada. Una estadística que pesa a la hora de tomar decisiones sobre su futuro. Sin duda alguna, una experiencia que deja un sabor agridulce para el jugador y la institución.
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