El Estadio Único Madre de Ciudades se transformó en una especie de amuleto para River. Desde que abrió sus puertas en 2021, cada vez que el equipo pisa el césped santiagueño, la historia termina con sonrisas, festejos y redes infladas. Y esta vez no fue la excepción: el Millo volvió a imponer condiciones, con personalidad y goles, para seguir pisando fuerte en una cancha que ya siente propia.
Con un equipo serio y decidido, el conjunto dirigido por Marcelo Gallardo salió a jugar con una idea clara: resolver rápido y asegurar la clasificación en la competencia. Lo logró sin dramas, con pasajes de buen fútbol y una eficacia que marca diferencias. Todo en una noche a medida para seguir agrandando una racha que, a esta altura, habla por sí sola.
Recién después de los primeros minutos quedó claro que el objetivo estaba abrochado. Los gritos de Gonzalo Montiel y Darío Galoppo terminaron de encaminar un triunfo sin sobresaltos ante San Martín de Tucumán, que además extendió el invicto millonario en el Madre de Ciudades. Sí: otra vez River festejó en Santiago del Estero. Y ya van varias…
Un invicto que asusta en Santiago del Estero
El Millonario acumula nada menos que nueve victorias consecutivas en el Madre de Ciudades. No hay empates, no hay derrotas: todo lo que jugó ahí, lo ganó. El saldo, además, es demoledor en números: 29 goles a favor y apenas uno en contra. Una superioridad que no es casualidad, sino el resultado de un equipo que se siente cómodo, confiado y dominante en un escenario que lo potencia.
La última alegría ante el Santo tucumano fue la continuidad lógica de una tendencia que se remonta a la inauguración del estadio, cuando River levantó su primer trofeo en ese mismo rectángulo de juego. Desde entonces, cada presentación dejó algo para destacar: contundencia, control de los partidos y una solidez defensiva que vuelve todo más fácil.
Tres vueltas olímpicas y un ida y vuelta perfecto con el estadio
El idilio con Santiago del Estero incluye, además, tres consagraciones que quedaron marcadas en la historia reciente. La primera fue en marzo de 2021, nada menos que en el acto inaugural: goleada 5-0 a Racing para quedarse con la Supercopa Argentina 2019. Un primer sello que encendió la química entre el equipo y el estadio.
Meses después, en diciembre de 2021, otra exhibición: 4-0 a Colón de Santa Fe para levantar el Trofeo de Campeones. Con goles de Benjamín Rollheiser, doblete del Araña Julián Álvarez y definición de Jorge Carrascal, River dio otra vuelta con autoridad y fútbol de alto vuelo.
La tercera vuelta llegó en diciembre de 2023: 2-0 a Rosario Central y un nuevo Trofeo de Campeones a la vitrina. De yapa, volvieron los viajes copareños en 2025 con dos triunfos sólidos por Copa Argentina, frente a Ciudad de Bolívar y San Martín de Tucumán, para reactivar una sociedad que venía de un 2024 sin paradas en la provincia.
Partidos, recuerdos y una cifra que impone respeto
Para repasar el trayecto, hay que abrir el álbum: goleadas a Central Córdoba en distintas etapas, victorias con oficio por Copa Argentina y finales resueltas con jerarquía. En todos los casos, el común denominador fue el mismo: River mandó, pegó en los momentos clave y sostuvo el cero con una fiereza que lo distingue.
Los triunfos en Santiago del Estero muestran otra realidad: cuando el Millonario logra su punto justo entre presión alta y pegada, se convierte en un equipo difícil de aguantar. El arco rival vive bajo amenaza y los partidos se encaminan rápido. Así, el marcador se mueve, la confianza crece y el desgaste lo sufre el de enfrente.
El efecto Gallardo y la base de un equipo competitivo
En el banco, Gallardo sigue marcando la pauta: lectura fina, cambios a tiempo y un plantel que responde. La aparición goleadora de Montiel y la definición de Galoppo fueron parte de un funcionamiento que reduce el margen de error. Hay nombres propios que se destacan, sí, pero el secreto está en la estructura que sostiene el rendimiento sin depender de una sola figura.
River encontró en el Madre de Ciudades un escenario ideal para ratificar lo que propone: un equipo corto, líneas conectadas, laterales con vuelo y mediocampistas que aparecen por sorpresa. Con esa receta, el Millo no solo gana: también convence.
Lo que viene y un amuleto que no falla
De cara a lo que sigue, el combo es perfecto: clasificación asegurada, confianza por las nubes y un registro que pesa. Cada vez que River regrese a Santiago del Estero, habrá un dato que nadie podrá ignorar: en el Madre de Ciudades, el Millonario pisa fuerte. Y cuando eso pasa, la historia suele terminar con festejos, abrazos y goles para el recuerdo. Para los hinchas, más que un estadio: una segunda casa.
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