La imagen sigue ahí, clavada en la memoria de los hinchas de River: una lluvia densa, el Monumental vibrando y un capitán que se despedía tocándose el escudo, con el corazón a la vista. Aquel 5 de agosto de 2015 no fue una noche más. Fue la primera Copa Libertadores de la era Marcelo Gallardo, la tercera del club, y el último baile de Fernando Cavenaghi con el Manto Sagrado. Un final de película. Un cierre que, como dijo el propio goleador, costó asimilar y hasta dormir.
Diez años después, el Torito volvió a ponerle palabras a esa noche eterna. Lo hizo como parte de un video especial que la Conmebol preparó para reconocer a la institución de Núñez en un nuevo aniversario de aquella coronación. Y en cada frase, en cada recuerdo, vuelve ese clima épico, esa sensación única que atravesó a todo el estadio y también al protagonista.
“Sabía que se terminaba”: la despedida bajo la lluvia épica
“Fue un partido de mucha presión y de ser agresivos. Sabía que se terminaba. Era mi último trotecito a la línea y decir ‘no vuelvo a entrar más’. Poder hacerlo en mi club, en mi partido de despedida, jugando como titular y con la cinta de capitán es decir que la película cerró perfecta”, confesó el exgoleador, que se retiró en medio de una ovación atronadora y con un gesto que quedó grabado: mano al escudo, al corazón, y mirada al cielo.
La frutilla del postre, esa decisión que terminó de redondear el cuento, llegó del lado del Muñeco. El propio Torito reveló la charla íntima que lo sacudió en la previa: “Venía haciendo goles en el campeonato, me había recuperado bien de la lesión, por ahí teniendo menos participación en la copa o entrando en algunos partidos. Y Marcelo me dijo: ‘Mirá que vas de titular en la final’. Fue un espaldarazo de confianza, sabiendo que era el fin de mi carrera en River, en un momento tan importante”. Esa confianza se tradujo en presencia, en liderazgo y en un partido cargado de adrenalina: el capitán estuvo al borde de la roja en una noche de pura tensión, pero terminó dejando el campo entre aplausos, emoción y la certeza de misión cumplida.
El Monumental, testigo de una consagración que cambió la historia
Aquella final ante Tigres de México fue mucho más que un título. Fue el punto de inflexión de un equipo que empezó a construir su identidad continental bajo el mando de Gallardo, con Marcelo Barovero levantando la copa junto al Cavegol y el Monumental convertido en un hervidero. River recuperó su corona de América después de casi dos décadas y lo hizo a lo grande, con una actuación sólida y con nombres que hoy ya son leyenda del club.
El video que publicó la Conmebol por el aniversario muestra ese recorrido en clave emotiva, con el Torito como una de las voces que ponen piel a la historia. Un recorrido que no sólo rinde homenaje a un título, sino también a una forma de competir, creer y romper barreras.
El adiós soñado: capitán, titular y campeón con su gente
Más allá del resultado y las medallas, lo que hace inolvidable la despedida de Cavenaghi es su sentido simbólico. El chico que volvió en las malas, el que pidió jugar cuando el club ardía, se fue con la cinta en el brazo, la camiseta empapada y una sonrisa que decía todo. Jugó como él quería: de titular, en una final y levantando un trofeo eterno.
“Poder hacerlo en mi club, en mi partido de despedida, jugando como titular y con la cinta… la película cerró perfecta. No puedo pedir más nada”, reconoció el talentoso goleador en un testimonio que atraviesa la pantalla. Fue, es y será un momento inolvidable y eterno.
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