El fútbol argentino y mundial se divierten hoy en día disfrutando del talento y la magia de Lionel Andrés Messi vistiendo la camiseta de la selección de Argentina. Ni hablar de que ya hizo historia gigante e inigualable en el deporte rey a nivel clubes, con su icónico paso por el Barcelona, su estadía en el PSG y ahora su probable final de carrera en el Inter Miami.
Sin embargo, todo pudo haber sido distinto si el rosarino hubiera firmado contrato en el Club Atlético River Plate. A finales de 1999, algunas jóvenes promesas de Newell’s Old Boys viajaron a Buenos Aires para someterse a una prueba en el Millonario. Uno de ellos era el pequeño pero habilidoso volante en cuestión.
En su primer entrenamiento con River, el talentoso juvenil dejó gratos recuerdos. «Empezó en el banco, y cuando entró hizo una jugada individual y marcó un golazo», recordaría años más tarde el encargado de divisiones infantiles de la institución de Núñez en ese momento. La leyenda comenzaba a tomar forma.
La actuación de Messi fue tan destacada que le pidieron que regresara una semana después. Y otra vez, de acuerdo al testimonio de quienes jugaron con él, deslumbró a todos con su enorme capacidad. Tras ello, recibió el llamado que lo podía convertir en jugador del Más Grande a posteriori.
¿Por qué Messi no jugó profesionalmente en River?
Le solicitaron que volviese junto con los pibes de su categoría. Así fue, y participó en el verde césped desplegando un increíble nivel que se vio premiado con varios goles. «Quedate, hacé esto y esto. Traé el pase que nosotros nos encargamos de todo», le insistieron desde River.
No obstante, cuando fue a buscar el pase al Leproso para concretar su traspaso, unca se lo entregaron. «Peleamos y peleamos, pero nunca me dieron el pase desde Newell’s», rememoro el astro. A ello habría que sumarle que el club rosarino tampoco apoyó su tratamiento de crecimiento, del cual el Millonario también pensaba hacerse cargo.
Así las cosas, nunca se dio la oportunidad para que Messi formara parte de una potencial generación dorada en River, junto con otras joyas del semillero más importante del mundo como Gonzalo Higuaín y Radamel Falcao. El destino ya había trazado su rumbo hacia España, donde marcaría una época y se transformaría en el mejor futbolista de todos los tiempos.